La linea imagiaria
Elisa Gomez, explicaba a
través de la radio una técnica aprendida de García Asensio consistente en
emplear una línea imaginaria que se situaría enfrente del director de la orquesta
o del coro, y donde con las manos pondría de una forma virtual las notas musicales o alguna otra
expresión musical para que el músico o cantante la pudiera recoger y
trasladarla a la interpretación.
En sí, la teoría es
correcta, la puesta en práctica es lo que podría podría tener algo más de
complicación, pero no solo para esta técnica, sino para cualquier otra. Para
interpretar lo que se quiere que interpretemos no basta con seguir las manos
del director, hay que mirarle a los ojos para poder adivinar en el fondo de sus pupilas cuál será el siguiente movimiento de sus manos. Así el intérprete interpreta
no solo la pieza, sino también al director.
Para interpretar correctamente una pieza, o para ser
dirigido desde el gobierno de la nación, es imprescindible que el director no
nos esquive la mirada, y tenga los ojos limpios para que podamos ver bien en
sus adentros cual será el próximo movimiento del concierto o de esta pieza llamada España.
En la película "El concierto", Filipov nos convence de que el auténtico comunismo se consigue únicamente durante el tiempo que dura un concierto. Elisa consigue que seamos comunistas, Pablo nunca podría, ya sus ojos dicen una cosa y sus manos otra, Pedro se mira a si mismo, Mariano ni mira y Alberto solo mira donde quiere llegar.
En el momento en que vivimos es imposible que seamos dirigidos de ninguna de las maneras por quien nos quiera dirigir sin indicarnos ni con la vista, ni con una linea imaginaría cual ha de ser nuestro destino.
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