La pluriidiotez nacional
Podemos establecer que existen dos tipos de nacionalidades, la una
referida a la soberanía, y la otra referida a la cultura, aunque para el bien
de ambas deberían ser la misma. Mal puesto el ejemplo es como el del cacereño
que es del Madrid, su identidad corresponde a una persona que vive, trabaja y de
desarrolla en aquella provincia (cacereño de hecho y derecho), pero luego se
siente del Madrid por el efecto de alguna bebida que no estaba en buenas
condiciones de ingesta o simplemente por que le guste ganar (complejo de vencedor).
Aceptamos pulpo y podemos concluir en que es posible una nacionalidad
soberana y una nacionalidad cultural. Aceptamos hasta que puedan no coincidir
en el espacio. Aceptamos que en aquellos lugares como Cataluña donde sientan más
arraigada su nacionalidad cultural, quieran que coincida esta nacionalidad
cultural con su nacionalidad soberana, esto con muchos matices podríamos
aceptarlo, si también aceptamos que el burgalés o el almeriense tendrían mayores motivos que los catalanes
para solicitar esta dispensa papal.
Lo que no pueden coincidir a la vez en ninguno de los casos en el espacio
y en el tiempo es la nación de naciones, relacionada la primera con la soberanía
nacional y la segunda con la soberanía cultural. Es lo que vulgarmente se llama
“juntar las churras con las merinas”, y bien esta causada por falta de razonamiento
o por falta de sensatez. En cualquiera de los dos casos se puede determinar que
se trata de un caso agudo de pluriidiotez.
El problema puede surgir cuando los andaluces de Cataluña quieran
pertenecer a Andalucía. Entonces tendríamos una nación de nación de naciones.
Señores socialistas, hágannos el favor de ser simples idiotas como todos
los demás, y no quiera rebasar con estados “inexistentes” ni sus límites ni los
nuestros, por que en ese caso no tendrán ni espacio para correr, ni tiempo para
hacer otro congreso absurdo.
Comentarios
Publicar un comentario