Las medicinas que curan
El Doctor D. Pablo Abad me miró muy fijamente intentando escudriñar en un
niño que parecía a simple vista normal algún misterio que no hubiese detectado
en visitas anteriores. Es fácil acordarse del nombre de una persona que no
dejas de mirar en un papel cuando no tienes distracciones como teléfono móvil u
otro artefacto que te hace pasar por la vida como embobado y cuando te pasas
muchas horas en la sala de espera con el número 42 en la mano y van por el 18.
La seguridad social ha mejorado increíblemente con eso de la cita previa;
antes llegabas y te daban un número y ¡hala!... a esperar incontables horas
mirando a la enfermera de la pared que te ordena callar y el nombre del medico
en la puerta de la consulta. Aunque he pasado la vida sin ningún problema
medico, de niño debido a dolores en las rodillas por “el crecimiento”, Don
Pablo se empeño en recetarme varias series completas de Benzetacil, que para el
que no conozca estas inyecciones te dejaban el trasero dolorido hasta la
siguiente inyección. Hay medicamentos que siguen el principio de que “si no
duele no cura” y este era uno de ellos.
Mi madre trabajaba en Madrid con lo que le era imposible acompañarme al
medico por las mañanas, y esto claro está, provocaba cierta “incertidumbre” en
cuanto a lo que un niño debía trasmitirle a su médico.
Hoy planteaba que la trashumancia diaria de trabajadores desde las
provincias cercanas a Madrid se tendría que remediar mediante actuaciones que
reindustralicen las poblaciones de origen, a lo que una compañera ha
argumentado que ya existen mecanismos y empresas públicas que se encargan de
realizar estas funciones, pero que valga la redundancia “no funcionan”. Y no
solamente para evitar la molestia que supone tanto desplazamiento, tanto gasto
de combustible y tanta circulación de vehículos en la capital, sino también
para favorecer por ejemplo que la capital de Guadalajara sea la propia
Guadalajara, y no Madrid, hecho que solo va en beneficio de la despoblación del
resto de la provincia. Las medidas que se ponen desde la multitud de empresas
públicas de Castilla La Mancha
son solo un placebo que parece más enfocado a colocar a “amiguetes” que a
remediar el problema real, y esto debe ser por que el remedio no duele, si
doliese como el Benzetacil, seguro que sería más efectivo el tratamiento.
El doler podría arreglarse haciendo que la parte destinada a financiación
autonómica destinada a inversiones de este tipo proveniente del I.R.P.F se
traspasase a comunidad donde se trabaja, y no donde se vive (el resto de
partidas se mantendría inalterado), es decir habría un porcentaje para las
arcas generales del estado, otro para la comunidad donde se vive y otro para la
comunidad donde se trabaja, todo ello por supuesto a cumplir desde un plazo que
permitiera a las localidades próximas a la capital realizar o favorecer una
industrialización adecuada a su población. Como ejemplo en Guadalajara, la
urbanización del Polígono del Ruiseñor lleva un retraso de 15 años, con lo que
ha servido en múltiples ocasiones como promesa electoral por parte de los
“placebos” que no remedian nada de nuestro querido ayuntamiento.
Si el puesto de trabajo de los responsables del polígono del Ruiseñor
dependieran de la conclusión de la urbanización y su puesta en marcha, estoy
convencido de que hace ya muchos años que tanta gente no tendría que
desplazarse a Madrid por las mañanas.
A
si que quieres cita para... el Ginecólogo…, pero que es lo que te pasa, me
pregunto muy serio antes de reírse a carcajadas:
.-
Es que me siguen doliendo las rodillas.
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