Estos no son los androides que buscais


El tener la vida resuelta, el tener el amor que deseas, el vivir en una sociedad semi-perfecta no te hace soñar, no te hace vivir, no te hace luchar. En el ser humano de hoy, dentro de una sociedad tan compleja como la actual, el ser feliz le hace infeliz y el ser infeliz le provocan la felicidad. Quizás la transformación en seres desnatados que llevan en sus genes luchar, sin esa lucha pierden la parte que tienen de ser o no ser. Aún hay razones sobradas para luchar, pero no debemos equivoquemos en la lucha.
Ser o no ser, esa es la cuestión. Ser todo sin ser nada o nada siéndolo todo. Esa es toda la cuestión, el tener sin desear o el desear sin tener, el querer sin amar o amar sin querer, porque querer es la forma descremada de amar y amar es la forma entera de querer.
No hay peor desdicha que la de querer sin haber amado o la de vivir sin haber soñado, ¿porque que es vivir sino un sueño? No soñar es estar muerto porque la vida es un cuento que termina como empieza, con el deseo de vivir tras un llanto, por no saber que nos espera, si la felicidad, el “ni fu ni fa” o el desencanto.
Así en difícil equilibrio pasamos de la vida al sueño, sin saber porque luchamos o porque callamos, y en ese espacio vacío sabemos que tenemos que luchar, pero no sabemos ni por qué ni el cuando ¿Hemos de luchar contra como nos movemos, como miramos o como hablamos?¿hemos de luchar por nuestro nuestro futuro o por nuestro pasado?
Los nacionalistas en general y los independentistas catalanes en particular han descubierto una forma de lucha extraña, simplificadora y postergadora con la siguiente base:, “aunque hay muchos problemas difíciles de resolver en esta sociedad, me invento una lucha controlada que me permita tras vencer, quedarme solo y resolverlos”. Han forzado la enseñanza de un idioma diferente para no entendernos, han inventado una historia distinta para no compartir la nuestra, han creado un adversario maléfico a quien culpar y han fabricado una razón “democrática” para su defensa.
Comparto con nuestros compatriotas catalanes que hay una lucha, pero no es la lucha que propugnan, la lucha ha de ser sobre cual es la mejor forma de sociedad, sobre la igualdad, sobre como progresar y sobre como acabar con la pobreza, el abuso y la marginación. Nos quieren hacer creer que existe una lucha donde no la hay, que hay una discriminación que no existe, que hay unas razones donde solo hay humo, y todo esto apoyados en la convicción de que no podremos actuar, ya que si enarbolamos el artículo 155 les agrediremos y les daremos las razones para sus reivindicaciones y si no lo hacemos, directamente les damos razón a sus reivindicaciones,  en cualquiera de los casos damos razón a sus “reivindicaciones”.
El luchar por su futuro dignifica a la persona, y esto les honra, lo que no les honra es que piensen que somos unos descerebrados y que creemos que la lucha que han “desarrollado” es la lucha correcta. La lucha correcta se plantea con proyectos como el que represento que ponen su énfasis en las personas y no en las naciones, en el contenido del mensaje y no en la forma de las palabras, en la sociedad y no en los territorios, en el futuro y no en el pasado.

Aunque intenten controlarnos con sus poderes mentales, su fuerza no radica en donde viven, sino en su interior, y ahí es donde tendremos que atacar cuando llegue el momento al que nos están dirigiendo sin mayor remisión, por que siempre hay una tercera vía entre el enfrentamiento y la sumisión: la razón.

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