El futuro ya está escrito


Vivimos momentos de la historia extraños, si es que la historia existe, y no me refiero a que nos cuestionemos si existe una verdadera historia ajena a los que afirman que hay  hechos que nunca ocurrieron, o a los que niegan lo que en verdad pasó. Me refiero a la historia en sí, es decir, a la ciencia que se encarga de relatar en pasado la vida del hombre sobre el planeta a través de las distintas generaciones.

Podríamos estar más o menos de acuerdo en cuanto a lo que ya ha acaecido, como también podríamos estar de acuerdo en que gracias al estudio de los errores pasados, a los próximos y ventajosos estudios sociológicos sobre la psiquis y el genoma humano, a los estudios de los pueblos como masas o entes anodinos sometidos a la acción de fuerzas vectoriales descompuestas en lo que puede dar y en lo que puede recibir, a los estudios sobre el mercado y el comportamiento humano, a la Psicohistoria desarrollada brillantemente por Hari Seldon, y la cuantificación de los sentimientos transmitidos diligentemente por cada ser humano que posea un móvil interconectado con tecnología 5G a todas las empresas de consumibles y demás organizaciones estatales para su control, podemos aventurar, sin riesgo a equivocarnos, que podremos ver en pocos años como se empiezan a  publicar libros de nuestra historia futura, sin que esto nos llegue a ruborizar un ápice y sin que nadie levante ni una sola palabra en su contra.

No hay lucha posible, mientras a los autodenominados partidos de derechas como el PP, como a las supuestas izquierdas como el PSOE y Podemos, y por supuesto a los partidos secesionistas tan en boga, les parezca que el adoctrinamiento y la manipulación de las masas es una vía que hay que permitir y desarrollar profusamente, el futuro está escrito. Google no tardará en añadir un plugin a su buscador donde se nos muestre el futuro próximo.

Aptitudes como el direccionamiento mediático para conseguir la igualdad de pensamiento, solo facilitan que se pueda escribir antes el mañana. Hoy nadie puede manifestarse a favor de los derechos que no sean de los colectivos LGTBI, que no sean los derechos de las mujeres, que no sean los derechos de la infancia, por que hacerlo implica a la vista de una sociedad hipócrita hasta el asco, que se está en contra de estos colectivos. La condena a tratar cualquier tema que no sea el marcado por el mercado de ideas es la condena al ostracismo. En el prontuario de las ideas que hay que defender en estos momentos no están palabras como pobreza, emigrante, prostitución, hombres, planeta, igualdad, razón, esperanza, libertad, o individuo. Hoy no toca. Ya nos dirán cuando toca.

¿Debemos refrendar los resultados que nos dan las encuestas manipuladas sobre la intención de voto, y votar según se nos sugiere?, ¿Debemos conformarnos con las previsiones de las reacciones de los mercados financieros como guía de nuestras vidas? ¿Debemos resignarnos a vivir los escenarios planteados por M.I.T. sobre el futuro de nula ocupación que le espera a la humanidad y empezar a redactar ya un estatuto de los parados para que no nos pille de improviso? ¿Debemos conformarnos con la inexistencia de próximas revoluciones del pensamiento y con la imposibilidad de separarnos de un destino de un futuro ya escrito? ¿La historia es historia si incluye el futuro?


Vivimos momentos de la historia extraños o quizás ya los hemos vivido, no se, me cuesta centrarme por lo que pasó la semana que viene.

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