Las inecuaciones temporales



Las inecuaciones expresan la desigualdad entre dos expresiones algebraicas en la que sus miembros están ligados por los signos: >=, <=, < ó > (mayor o igual, menor o igual, menor o mayor).

En un mundo ideal, se da el caso de que: Hombre = Mujer. Reduciendo la ecuación obtendríamos que: Hombre – Mujer = 0, es decir, el valor de hombre y el de la mujer es el mismo. A todos los efectos estas normas se aplican de igual forma a todo el colectivo LGTBI. (Hombre – Hombre = 0, Mujer – Mujer = 0, etc.), también es de aplicación para relaciones formadas por mas de dos individuos. En el caso de no existir relación alguna, el hombre o la mujer serian  una constante con cualquier valor positivo o negativo.

En el mundo real, históricamente se ha venido dando el caso de que se le daba mas valor al hombre que a la mujer, es decir, Hombre > Mujer, lo que daba como resultado que Hombre – Mujer fuese mayor que cero (el cero representa el equilibrio), el valor resultante indicaba el sobrevalor que se auto-asignaba el hombre o el Infravalor que se asignaba a la mujer.

Este mundo real, se ve “enriquecido” o “trastornado”, según quien interprete la relación, al hacer que los valores de las mujeres y los hombres sean funciones de la ley (ƒ(ley)), es decir la ley da un valor superior a la condición de ser mujer que a la condición de ser hombre, para conseguir la siguiente expresión de igualdad: Hombre ƒ(ley) – Mujer ƒ(ley) = 0. De por sí, este arreglo resuelve el equilibrio de la ecuación, pero no así el valor de la persona que se mantiene con el mismo valor que tenia esa misma persona en la intimidad y sin exponerse al mundo de las inecuaciones sujetas a la función de las leyes, este arreglo no deja de ser un parche temporal, y de esa forma hay que contemplarlo, mientras se corrigen las desviaciones reales en el valor que se asigna a cada parte. Cabría considerar las innumerables paradojas legales que pueden aparecer en relaciones no heterosexuales o formadas por más de dos miembros si consideramos quien o quienes ejercen como figura/figuras dominante/s.
El fallo del Tribunal Supremo sobre el recurso contra la sentencia de la Audiencia de Zaragoza sobre violencia de género realizado hace pocos días, hay que tomarlo y aceptarlo exclusivamente como un parche temporal motivado por la diferencia de valor aún existente entre hombre y mujer, así como la ineficacia de las políticas culturales y económicas llevadas a cabo en las últimas generaciones por los sucesivos gobiernos y otros poderes (mediáticos, religiosos y económicos). Mención aparte supone aceptar como segunda derivada que todos los hombres son iguales entre ellos y todas las mujeres son iguales entre ellas, en un Estado de Derecho como el nuestro, hemos de ser capaces de determinar el sobrevalor que se auto-asigna el hombre, la mujer o integrantes del colectivo LGTBI en una relación y legislar en consecuencia, quizá de esta manera, es decir: que la ley fuese en función del sobrevalor auto-asignado en cada relación, pudiéramos equilibrar la inecuación de una forma mas sensata y justa.
Ley = ƒ (sobrevalor)
Por mi parte acepto “pulpo como animal de compañía”, pero ni acepto ni aceptaré que no se tomemos las oportunas medidas contra el gobierno, los medios de comunicación, los entes religiosos o los poderes económicos, ya que son ellos los causantes hoy por hoy de esta inecuación temporal.

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