Joder y barrer
No soy ejemplo de nada para nadie, y mucho
menos para mí.
El hombre no cambia, sólo aprende, y lo que
aprende suele ser que le es difícil cambiar.
La sociedad cambia más rápido de lo que el
hombre es capaz de cambiar, más de lo que le es capaz de entender. Y a ese
cambio que se espera de él, no entiende bien como se puede llegar.
Ayer, y cuando digo ayer, digo desde hace diez
mil años, se estableció en las sociedades humanas un reparto de roles que haría
“progresar” a la humanidad hasta lo que hoy somos, según este reparto decidido
en múltiples culturas a la vez (lo que da a entender que más o menos la lógica siempre lleva al mismo punto), los
hombres al ser más corpulentos se encargarían de obtener los recursos y a la
defensa de la manada, y la mujer tuvo que cargar con el efecto secundario de ponernos
en pie y dejar de andar a cuatro patas en la llanura, que fue el de tener que
criar a unos hijos que, al contrario del resto de nacimientos en la naturaleza,
nacían sin formar y con severas necesidades de dependencia de sus progenitores.
En el “o se jode o se barre”, al ponernos “en pie”, a las mujeres les toco
barrer y al hombre joder.
Hoy y cuando digo hoy, me refiero desde
ahora mismo, hay que revertir el reparto de papeles realizado y volver a
aquella época en la que hombres y mujeres cazaban juntos. Hoy se está
intentando poner remedio al cuidado temprano de nuestros vástagos, se está
intentando con más o menos fortuna que los que antes gruñían a todo lo que se movía,
también sean capaces de tener cariño por sus hijos, se está consiguiendo que
las mujeres retomen sus habilidades como cazadoras (que siempre tuvieron
guardadas); intentamos que los niños estén preparados para salir al mundo
cuanto antes y les hiperestimulamos en todas las facetas para las que han de
estar preparados, o lo que muchos le han llamado “robar la infancia” y que realmente está relacionado
con la reversión en marcha. Los niños han de cazar también con sus padres en
cuanto sean capaces de hacerlo. En esta transformación de la sociedad deberíamos
adelantar la fecha de la mayoría de edad al menos a los catorce años, deberíamos
hacer que se pudieran ir cuanto antes de sus casas, más aún, deberíamos con
leyes y ayudas poder echarles de las casas de sus padres con la mayoría de edad,
deberíamos garantizar la calidad de vida
de los mayores con mejor atención y mayores cuidados para que puedan seguir
siendo independientes (no independentistas), deberíamos hacer que los suicidios
y los accidentes laborales desaparezcan y conseguir en cualquier caso que sea
el mismo número entre hombres y en
mujeres. Debemos conseguir automatizar los trabajos duros o de riesgo para que
puedan ser realizados igualmente por mujeres, debemos conseguir que en las
próximas guerras las bajas estén repartidas por igual entre hombres y mujeres,
hemos de conseguir que las mujeres sean al menos igual de hijas de puta de lo
que hemos sido los hombres, y los hombres tan sensibles como lo han sido las
mujeres, todo esto y mucho más es lo que tiene la sociedad por delante. Esto es
la igualdad.
La sociedad entiende, y el hombre entiende,
que su papel de protector-recolector-hijo de puta ha terminado ya, y que esto
traerá mucho bien a la sociedad, pero como decía, no soy ejemplo de nada, me es
difícil cambiar y no termino de verlo claro. Espero que toda la legislación que
se está promoviendo sobre conciliación familiar nos ayude a los hombres a ser más
cariñosos y mejores personas, que tanta falta nos está haciendo desde hace diez
mil años.
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